partiste de un momento a otro
con tu andar hipnótico, cerraste una y mil veces la puerta
dejándome ahí, quieto y en silencio
mirando y observando tu partida.
Partiste con otro
y me dejaste en la desesperanza
en un putear al mundo; buscando en calles y plazas
algo que me devolviera a mí
que te quedó observando
Te llevas todo
mis ríos y mis prados
mi reino fecundo te lo llevas sin desgana
y así como la plaga azotando
mi cordura va cayendo a pedazos
La reina de mi reino
ya no quieres ser, te marchas.
Vete, entonces, marcha con Céfiro en busca de otros prados
yo me quedo acá sentado y contemplando
mirando y observando tu partida
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