Si cada vez rechazas el toque prístino de mis manos,
la sutil compañía silenciosa que te regalo en los pasillos,
tras los cristales que dan al jardín
o en el espacio de la universidad, a la calle; de la calle al paradero,
puedes tener toda certeza en relación a lo siguiente;
no necesitas clarividencia ni consultar con los adivinos del centro.
La verdad, cada vez que incurres en esas prácticas tuyas
(características, por lo demás)
te ganarás un "ándate a la mierda", acompañado por un beso furioso,
robado directamente de tus labios -que son míos (desde la primera mirada);
mientras siento hervir mis orejas, sangre y lengua /
mientras me pierdo en temblores febriles.
martes, septiembre 21
sábado, septiembre 11
Algo de sábado por la noche
Acostado sobre un pasto casi veraniego, infinito
el sol que da en la cara, quemando despacio.
No hay absolutamente nada más,
la nada misma;
estando frente a un muro azul, precioso
con unos cuantos nubarrones juguetones
por ahí y por allá.
La verdad está a miles de kilómetros:
ya no es tema.
Y es que los peores males son meros recuerdos,
recuerdos invernales,
de hojas en la calle
de nubarrones grises y días tristes.
Hace años susurrabas en mi oído,
prometías, asegurabas el porvenir de días mejores:
supongo que te referías a esto.
el sol que da en la cara, quemando despacio.
No hay absolutamente nada más,
la nada misma;
estando frente a un muro azul, precioso
con unos cuantos nubarrones juguetones
por ahí y por allá.
La verdad está a miles de kilómetros:
ya no es tema.
Y es que los peores males son meros recuerdos,
recuerdos invernales,
de hojas en la calle
de nubarrones grises y días tristes.
Hace años susurrabas en mi oído,
prometías, asegurabas el porvenir de días mejores:
supongo que te referías a esto.
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