Me dejas esperando que aparezcas
entre la espesura de la duda
a merced de una destructiva tristeza
que me va llenando, irónicamente, de esperanza
desde la cabeza hasta la punta de los pies.
Me dejas cada noche más caliente
deseoso de la caricia no cumplida
mientras que para ti más que necesaria
resulta objeto faérico, herramienta de poder
para dejarme prendado de ti una y cada noche.
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