recordé el día de tu visita
en mi hogar, flores en el pelo
y una sonrisa en la boca
boca bella que me encanta.
Tomamos un vaso de té
(a falta de tazas)
y reímos
y charlamos
y nos quedamos mirando
expectantes y cercanos.
Luego, mi mano en tu cadera
la tuya bajo la camisa
rápida y certeras fueron tus caricias
mientras nos sabíamos cómplices
del destino siguiente.
Lo más bello del amor,
y cuando nos amamos, cariño,
es la sonrisa tuya, sobre mí
rítmica
llena
y uno que otro momento de espasmos
acompañados por una risilla.
Luego de aquello, las caricias aminoran
las miradas se enternecen
y los momentos anteriores,
explosivos y calientes,
se van atrás de escena.
Contigo sobre mi pecho
nos sinceramos y besamos.
De a poco, mi mano acaricia la mano tuya
mis pies recorren los espacios
espacios tuyos, entre pequeños pieces
blancomarfil
recorriendo en la espesura.
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