martes, junio 30

La profesión es algo adquirido

Ser polvo, arena entre los dedos

Venimos y hacemos, de ojos cerrados, lo que la gana nos dicta, señoreándonos del paisaje, de los cuadros y retratos.

Mi gran amigo acompaña, secretamente los versos en fantasía
una inspiración, casi espiritual, alimentando lo frondoso del proyecto.

Quiero que te pierdas,
que te acomplejes,
que no encuentres salida.
Que mires a los costados,
buscando interruptor,
que sientas un escalofrío,
sí, por ahí atrás.
Que muevas un pie, luego el otro,
que las palabras te enmarañen en su red,
que mi alimento,
en palabras inconclusas encuentren puerto igual de desadaptado.

Esto es vida, sí.

Esto y lo anterior: puesto que acá, en la oratoria,
formamos mundo,
acción pasión,
algo de ruido,
solo un poco
y (también, en la misma proporción) algo memorable,
que se quede en tu mente.

Eso quiero, eso y más.
Mucho más.

En un último esfuerzo, tirando anzuelos,
los dolores y la sangre quedan allá atrás,
en otro plano, junto a cajas, mordazas y recuerdos,
mientras que,
aquí y ahora,
solo queda la silueta y música,
nada más que música.

Mi amigo: gracias por tus sonidos, siempre ayudan a encauzar los sentidos.

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