¿Será un problema neuronal el pasarme fantasmas, escenarios imaginarios, antinaturales al presente?
O, ¿será algo mucho más profundo, por allá en las lagunas subterráneas donde reside el alma, buscar un futuro fatídico y apocalíptico? Y, ¿con qué fin?
Lo cierto es que el dolor me duele, y la sangre que corre gloriosa por los adoquines, es real: no utilería. Y si tú lo sientes así, ¿qué hago para demostrar lo contrario?
En momentos como estos, citándome a mí mismo, en que la soledad se hace palpable, los ruidos citadinos enmudecen, los sentimientos ganan espacio y, con una sola palabra, puedes darme vuelta, exponerme, derrocar mi reino, mi torre de cristal.
Y sí: Odio amarte así. Odio amar tus caricias como fuego en mi piel. Odio necesitar de tu cercanía en el abrazo, entregando todo, dejando las armas.
2 comentarios:
No entendi nada de lo que dijiste hoy :)
La idea es no entender. Así la claridad se valora más
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